Porque ser consejero valió la pena

Aunque ya pasaron 11 años desde el día en que fui elegido Consejero Municipal de la Juventud de Copacabana, aún me siento parte activa de la organización,  y es que esta experiencia no sólo me marcó como persona sino que también me ayudó a despertar el sentimiento que tengo por el trabajo comunitario.

Al CMJ yo lo podría definir como un grupo de soñadores dispuestos a cambiar la visión que los adultos tienen de los jóvenes,  demostrar con hechos las ideas y construir juntos un mundo de retos.

Ser Consejero Significó crear confianza en mi, no sólo me arriesgué a cambiar mi estilo de vida para ser líder sino a compartir mis sueños con toda una comunidad. Es por esto que ser consejero valió la pena.

15 integrantes conformamos el CMJ 2001-2004, fue el segundo Consejo de la Juventud elegido en el Municipio. Diego Echeverri Hincapié, alcalde de ese entonces, quiso continuar teniendo este espacio de participación donde nosotros, los jóvenes, éramos quienes acompañaríamos los proyectos encaminados a la población juvenil.

El primer reto que venía inherente a nosotros fue el de ser jóvenes, con sus muchas interpretaciones subjetivas que nada podría significar: grupo, responsabilidad y ejecución de proyectos. El segundo reto, unir 15 voces e interpretar los proyectos de cada uno y el último reto tener el verdadero apoyo de los entes gubernamentales. Creo que esté último fue el que nunca logramos.

Estando en el CMJ comencé mi carrera profesional en Comunicación Social y Periodismo, desde ese día hasta ahora no he dejado de pensar y articular mi proyecto profesional en la labor comunitaria del municipio. Comencé entonces con la creación de un periódico para los colegios de Copacabana con 14 publicaciones, luego dirigí y presente un programa en “Copacabana Televisión” llamado “Década: un espacio para los jóvenes”.

Después de graduarme fui el director y presentador de “CopaTv Noticias” donde pude realizar, durante un año y medio, periodismo comunitario, conociendo los barrios, las historias de vida y las opiniones de los habitantes del municipio, una recargar de energía, amor y realización personal.

Para quienes tienen entre 14 y 26 años, jóvenes según la Ley 375 de 1997, los invito a hacer parte activa de este espacio de democracia, articulen sus proyectos y háganlos visibles, y recuerden “Ser Consejero de la Juventud vale la pena”.

CMJ 2001

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